La periodista Samanta Villar vivirá en su propia piel la realidad de las personas que sufren alguno de los diversos trastornos ligados a la conducta alimenticia
21 días sin comer. Tras convivir con las personas sin hogar soportando frío y penurias, Samanta Villar dejará de comer durante tres semanas -siempre bajo seguimiento médico- para explorar los cambios físicos y psíquicos que sufre su organismo. En su experiencia convivirá con personas que padecen enfermedades como anorexia o bulimia.
Samanta seguirá un riguroso control médico desde la Unidad de TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria) de un hospital madrileño. Esta Unidad realizará pruebas para ver qué cambios sufre Samanta después de 21 días, viviendo 24 horas al día en ayuno.
La doctora que hará el seguimiento a Samanta le advertirá de lo peligroso de su experiencia: el riesgo es muy alto porque algo podría cambiar en su cerebro y degenerar en una anorexia nerviosa. Es más, unos días después de someterse a esa experiencia, Samanta comienza a desarrollar conductas asociadas a la enfermedad. Samanta se marea, se asusta y termina llorando sin saber muy bien por qué.